Dueño de posturas extremistas, a la hora de jugar, el tomba se olvida de su fundamentalismo y nos regala la mejor version riquelmiana de su juego.
Toque por abajo, desborde, juego colectivo, cero polemica con los rivales y dos golazos con un toque de distinción ante la salida del arquero.
Cuando no declara cosas fuera de lugar, el tomba la rompe al jugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario